“Para el indígena
toda destrucción del medio ambiente es una destrucción de sí mismo” Carlos
Figueroa, Piasán Pemón de Tei-Pun.
El decreto presidencial N° 2.248 oficializó
el “Arco Minero del Orinoco” en los
territorios indígenas geopolíticamente ubicados en la Guayana venezolana,
tierras y hábitats de pueblos y comunidades indígenas yekuanas, piaroas,
piapoco, hibi, warekena, baré, sanemá, hoti, eñepa, piapoco, pemón, arawak y
akawayo, entre otras etnias, habitantes
y pobladores ancestrales de un vasto territorio. Cada pueblo con su lengua, territorialidad,
cultura, tradicionalidad y cosmovisión, pero teniendo en común, a veces el
idioma español, y un lazo muy estrecho
con su entorno medio ambiental, que sustenta sus modos y medios de vida,
conjugando una simbiosis perfecta entre hombre y naturaleza.
Este decreto inconsulto, que
impulsa el fracasado modelo extractivista y rentista del gobierno venezolano,
es una afrenta al discurso de reivindicación y reconocimiento de los
derechos de los pueblos indígenas consagrados en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela y en la Ley Orgánica de Pueblos y
Comunidades Indígenas, constituyendo quizás, la más grande contradicción
ideológica práctica entre muchas más, del socialismo del siglo XXI
latinoamericano.
En su derecho consuetudinario,
nuestras etnias se enfrentaron con sus armas rudimentarias al invasor europeo y
jamás se doblegaron, nunca aceptaron la esclavitud y se sacrificaron por defender
sus pueblos y sus tierras. Hoy el gobierno desconoce ese derecho ancestral,
pues en su afán de conseguir divisas, ha entregado una gran porción del
territorio de la patria y nuestras etnias, a más de 150 compañías de 35 países
para que ejecuten un plan de explotación minera en grandes extensiones de
bosques y sabanas, en su mayoría vírgenes aun, produciendo un nuevo genocidio
contra nuestros pueblos originarios, a sabiendas que todo un arsenal de
promesas ha logrado lo que no pudieron los conquistadores, doblegar las almas
indígenas mal poniendo por encima de toda organización ancestral la disciplina
de un partido único.
La activación del arco minero del Orinoco concurrirá en la
muerte de naciones indígenas con más de 14 mil años asentadas en una de las
regiones más antiguas de la tierra, entre ellas la nación mapoyo, cuyo idioma
fue declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO en noviembre
2014, es decir estamos frente a una de las peores depredaciones a nuestra madre
tierra, impulsada por un gobierno que se autodenomina “ecosocialista” y que
oficializó la “resistencia indígena” y bajó a los conquistadores europeos del
pedestal de la historia, para honrar a nuestros caciques. ¿Será que para seguir
los honores le colocaron ese nombre (Arco), en alusión al arco y la flecha,
símbolo de la resistencia?
Aún, si en el mejor de los
escenarios, el gobierno actual decidiera derogar el decreto 2.248, no existe
garantía política, constitucional, legal, militar o técnica que evite la persistente,
sistemática, empoderada, apadrinada, armada y financiada invasión de mineros
ilegales a los territorios indígenas, afectando sus derechos constitucionales
al territorio (Art.119), al ambiente sano (Art.127) y a la integridad personal
y cultural (Art. 121). Por el contrario, si al día de hoy persiste la
ingobernabilidad, debilidad institucional, pérdida de soberanía y desidia
gubernamental en lo hoy delimitado como Arco Minero, lo más seguro es que, al
no actuar desde el verdadero interés de nuestras etnias, ese sea el escenario
que siga prevaleciendo.
Solo es posible revertir tal
escenario si se reactiva y concreta el otorgamiento de los títulos de tierra y
hábitat, productos de la autodemarcación de territorios ancestrales, en aras de
construir en conjunto mecanismos para la defensa de la soberanía e integridad
territorial del país. Sería la única forma de contener el “genocidio
silencioso” que la “revolución” persiste en continuar contra nuestras culturas
originarias. Ese paso si garantizaría la aplicación de los planes de vida (bien
o no apoyados por el Estado y la institucionalidad), consagrados en el artículo 123 de la Constitución, al prevalecer un
paradigma más sustentable, ecológico, y por tanto más realmente de acuerdo con
los valores de las culturas indígenas, reemplazando el “modelo rentista
extractivista minero y petrolero” por alternativas ecológicas, económicas y
biológicas preservadoras de la vida y la sustentabilidad, algo perfectamente
posible si sólo hubiera la voluntad política y verdaderamente revolucionaria.
“Contra el Arco Minero, Arco y
Flecha”
Luis Jiménez
C.I. 7.492.724
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito ordenarme como el lider del grupo G 400 + Venezuela porque soy el lider del grupo 11 de MARTHA COLMENARES (G13) como tambien ministro de MARTHA COLMENARES porque mis calumniadores estuvieron a punto de destruir la paz del mundo aunque yo sea la encarnacion divina de los Dioses aborigenes del mundo y de Guatemala como tambien del cristianismo y de los extraterrestres. Iba a estallar la tercera guerra mundial por culpa de mis secuestradores que apoyan a mis calumniadores incondicionalmente aunque perdamos a la paz del mundo. La paz del mundo se mantiene por mis encarnaciones divinas de tales Dioses aborigenes por motivo de que tambien con tales encarnaciones divinas mantengo la union aborigen del mundo por unir a la religion mundial.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
SOLDADO DE GUATEMALA: 536893, DEPARTAMENTO GUATEMALA MUNICIPIO GUATEMALA,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.